Con la era del blogging aparentemente muerta no sabría decir si no he escrito por falta de incentivo o por haber perdido el gusto a escribir. No imagino haber tenido un mejores pretextos en toda mi vida para hacerlo que en los últimos 108 días. A 42 días de regresar a México, y noten la paranoica costumbre de contar los días, debe ser tarde para arrepentimientos. Puedo culpar al caro acceso a internet, a las incomodidades del Ipad o al consejo de mi madre antes de partir de “no perder tiempo en los blogs”. Si escribo ahora es tal vez por haber encontrado algunas bitácoras vivas y otras que no debieron morir en mi adoptivo estado de Yucatán (Morir Viviendo ,Tsikbalo'ob). Creo que les parecerá curiosa la historia completa:
Ayer, después de clase, me lamentaba por mi mala fluidez en inglés caminando por el centro de Bristol, cerca St. Nicolas Market. Si bien he recibido muchos buenos comentarios por parte de mis compañeros y maestros, he incluso haber sido transferido a una clase más avanzada, mis expectativas de Wannabe TED Lecturer me bajan el animo de vez en cuando. Me dio hambre y metí al primer Subway que encontré. Dentro estaba mi compañero de cuarto (Colombia) quien me invito a sentarme en su mesa y me presentó a sus amigas de Colombia y Argentina. Ya hablé de la inesperadamente grande cantidad de latinos en la escuela. Me presenté en inglés al disgusto de las oyentes. No era la primera vez que pensaba en los muchos países con más de un idioma oficial como Sudáfrica, Suiza o Kazakstán: “It’s not well known, but in Mexico, apart from Spanish, Nahuatl and Mayan are widely spoken. I speak Mayan”. Quizá me creyeron, pero no pude evitar agregar que era mentira. Tampoco era la primera vez que lamentaba saber tan poco de aquel lenguaje. Fue la búsqueda de textos mayas, poemas y traducciones lo me trajo aquí otra vez.
(La fotografía es de mi calle en Montpelier, vecindario del que espero mudarme en unos días)