miércoles, 8 de junio de 2011

Paternidad

Después de hacer coraje en todo el trayecto del salón a mi casa por perder en clase un punto extra para examen, me puse a memorizar frenéticamente identidades matemáticas a penas entré a mi cuarto. Eran como las 10 am y me quedé dormido. Esa mañana tuve uno de los sueños más singulares de mi vida. Vivía en un departamento en un edificio descuidado en alguna ciudad distópica, una mezcla entre Puebla y Mérida, y seguía estudiando la carrera. Cuando entré me di cuenta que acababan de robar el departamento. Tenía un bebé en mis brazos que, extrañamente, sabía que era mi hijo. Su madre era una de mis amigas, a quien veo poco. Mis padres vivían en el mismo edificio (más extraño al estar ellos divorciados en la realidad) y fui a buscarlos. Al entrar a su sala me senté en un sillón y empecé a jugar con mi hijo mientras discutía con ellos sobre mi “error” y mi “irresponsabilidad”. Los ignoraba porque sentía una felicidad incontenible por mi hijo. El detalle era asombroso; sentía su peso, su olor a leche en polvo, y lo veía reír. Pensaba en el hecho de ser padre y era tan real que puedo decir que casi siento el amor hacia un hijo. Cuando regresé a mi clase de la una, ya despierto, comenté a algunos amigos que incluso lamente haber despertado de ese sueño. Dijeron que estaba bien pendejo, por supuesto.

2 comentarios:

andrew!ta dijo...

jajajja yo tmbn he soñado eso, en etapas en diferentes sueños, en el primer sueño apenas me casaba, y en el ultimo que tuve de ese tipo ya tenia a mi hijo y ya habia pasado la angustia que cualquier adolescente siente =) tambien tuve el sentimiento inmenso de amar a un hijo! Es sorprendente! Saludos!

María - Té de Libelula dijo...

Yo he soñado eso, hace mucho, también.
Y sí, aunque en verdad yo no quisiera tener hijos, en el momento se disfruta mucho.. No sé, es una especie de felicidad extensamente indescriptible (:
Saludos!