lunes, 29 de agosto de 2011

Lampreas

Mi abuela materna tenía un enorme librero lleno de enciclopedias y libros de historia natural de algunas décadas atrás. Le pedía todas la tardes que me leyera mis volúmenes favoritos, aquellos que trataban de insectos, plantas, barcos y astronáutica. Cuando aprendí a leer, aquel librero se convirtió en mi segundo juguetero. Pasaba horas revisando mapas obsoletos,  la extensión de la URSS, leyendo sobre el ciclo de vida de la hormiga león y como Louis Agassiz descubrió la Edad de Hielo; toda mi primera impresión del mundo, que supongo aún me sigue. Por ejemplo, cuando leí sobre las lampreas, creí que eran agujeros gigantes llenos de dientes en el lecho de los ríos y lagunas por la única imagen que mostraba el articulo. Desde entonces me viene ese recuerdo y un ligero terror cuando nado en agua turbia.

lunes, 15 de agosto de 2011

Meditaciones semimetafisicas sobre el amor

Creo que una de mis limitaciones más grandes a la hora de escribir es mi pretensión. A veces siento la necesidad de decir ideas simples de forma elegante, con las palabras acertadas, lo qué hace detenerme antes de siquiera comenzar a escribir . De ahí quizá el por qué nunca he escrito sobre el amor en sí. Suelo imaginar el caso en que una mujer me pregunta lo que yo creo que es el amor. Ha sucedido, pero mis respuestas nunca me han convencido. Siempre evite la explicación bio-química; es aburrida y hasta incompleta en términos técnicos. Alguna vez traté el asunto desde el punto de vista conductista (resultado de largas conversaciones con mi psicólogo); un desastre. Ella terminó en las lagrimas. Le había advertido que la respuesta podría parecerle frívola. Yo no soy alguien que defienda fanáticamente las teorías. Si estoy de acuerdo con algunas teorías de psicología conductista es porque las considero bien fundamentadas pero puedo acepar otra explicación si "funciona mejor". Aunque debo confesar que disfruto un poco hablar del amor en ese sentido, en tono serio como una verdad absoluta, acentuado su simplicidad y frialdad natural, quizá como una venganza contra mi mismo por haber hecho muy poco para buscarlo y sentirlo. Por situaciones similares he cambiando la forma de responder. Al preguntar lo que es el amor se espera una respuesta más personal, una interpretación, una frase bonita que citar. Siempre lo supe, pero me gana mi necesidad de complicarme con profundidad y objetividad. Me quedo entonces con la idea de Charles Baudelaire: es el anhelo de salir de uno mismo.