”Un alumno de ITS, debido al nerviosismo del primer día de clase, ha anotado el nombre de sus profesores (Elisa, Fernando y Carlos), las asignaturas que se imparten (Lógica, Programación y Matemáticas) y el día de la semana de las distintas clases (lunes, miércoles y viernes), pero sólo
recuerda que:
- La clase de Programación, impartida por Elisa, es posterior a la de Lógica
- A Carlos no le gusta trabajar los lunes, día en el que no se imparte Lógica
Ayudale a relacionar cada profesor con su asignatura, así como el día de la semana que se imparte
(Sabemos que cada profesor imparte una única asignatura y que las clases se dan en días diferentes)”
El acertijo es sencillo y se puede resolver mentalmente. Pero aquí lo interesante es pensar en como resolver este problema con un lenguaje declarativo como Prolog. La falla en el programa de respuesta de este acertijo radica justamente en no considerar que es necesario decirle a la máquina de forma clara cuales son las restricciones del problema. Porque en Prolog, como en el dicho popular, "lo que no está prohibido está permitido". Si se hace la consulta con la base de datos del programa original se puede verificar que trabaja(P,D),imparte(P,M),clase(M,D) devuelve la respuesta correcta del acertijo:
D = miercoles,
M = logica,
P = carlos
M = logica,
P = carlos
D = viernes,
M = programacion,
P = elisa
M = programacion,
P = elisa
D = lunes,
M = matematicas,
P = fernando
M = matematicas,
P = fernando
Si pensamos como un programador tradicional imperativo esto nos debería parecer suficiente. El punto es encontrar esa respuesta ¿no?. El problema es que en un programa de Prolog, todas las consultas deben ser consistentes con las restricciones y soluciones del problema. Observen ahora que si hacemos, por ejemplo, la consulta trabaja(fernando,viernes) ¡la respuesta es verdadera! Esto significa que la computadora no está "entendiendo" realmente la situación. Mi versión de la respuesta que corrige este inconveniente es la siguiente:
Puede verificarse que ahora todas las consultas son consistentes con el problema. La solución la estructuro como una lista de listas con la forma:
S = [[P0,M0,lunes],[P1,M0,miercoles] ,[P2,M0,viernes] ]
Se debe dejar claro que las variables en la lista no pueden repetirse una vez usadas (como lo establece el acertijo). Declaro esto con:
permutation([P0,P1,P2],Profesores),
permutation([M0,M1,M2],Materias),
permutation([M0,M1,M2],Materias),
La función permutation(listaA,listaB) retorna verdadero si listaA es alguna de las posibles permutaciones de listaB. Para entender el resto del programa hará falta revisar el manejo de listas y variables anónimas en los cursos que enlacé. En lo que quiero hacer énfasis es en que buena parte de los problemas lógicos en los que se requiere repartir atributos a un grupo de objetos pueden resolverse estructurando la respuesta como una lista o una lista de listas y jugando con los operadores de pertenencia, permutación y relaciones de posición entre los elementos de la lista.
1 comentario:
AYUDAME POR FAVOR CON ESTE ACERTIGO NECESITO RESOLVERLO EN PROLOG
Se encuentra un campesino caminando por la orilla de un arroyo, quejándose de lo pobre que es, diciendo que el dinero que tiene no le llega para comer ni vivir y que le gustaría que su dinero se multiplicara. De repente aparece el mismísimo diablo y le propone el siguiente trato para hacer que su dinero se multiplique:
-“Para duplicar tu dinero, simplemente tienes que cruzar el puente que atraviesa el arroyo. Cada vez que lo cruces tu dinero se duplicara. Puedes hacerlo en cualquier dirección, pasar una y otra vez, las veces que quieras, pero con una condición: cada vez que pase, luego de comprobar que tu dinero se ha duplicado, debes tirar 24 euros al rió.”
El Diablo
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El campesino rápidamente acepta el trato. Va, cruza el arroyo por primera vez y al llegar al otro lado comprueba que el dinero que llevaba en su bolsillo se había duplicado. Cumple con la condición del trato y tira al arroyo 24 euros.
Nuevamente cruza el arroyo, y al llegar al otro lado comprueba que su dinero se había multiplicado. Fiel a su palabra con el diablo, respeta el trato y vuelve a tirar 24 euros al arroyo.
Por tercera vez, va el campesino y cruza el arroyo. Cuenta su dinero y ve que, nuevamente, este se había duplicado. Toma 24 euros y los arroja al arroyo, pero se da cuenta de que esos eran sus últimos 24 euros.
El campesino se había quedado sin dinero, entonces…
¿Cuánto dinero tenía el campesino al principio?
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