A veces no es fácil describir con una palabra lo que se siente tachar un punto de tu lista de cosas que hacer antes de morir. Yo volví a hacerlo esta noche. Era, con seguridad, la única persona en el café con los ojos humedecidos por unas cuantas lagrimas que observaba por primera vez en la vida, con cierta ternura, los delicados y efímeros trazos de rayos cósmicos dentro de una
cámara de niebla. El tipo de cosas que, al parecer, sólo a mi me importan. Me temblaron las manos.
1 comentario:
Nunca he visto uno pero creo que las cosas simples y que parecen tan indiferentes para otros son los que diferencias a las personas interesantes de otras.
saludos
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