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La Habana, Cuba. Enero 2011 |
Recibí la madrugada del 1ero de enero con una docena de cañonazos que sacudían la tierra. Me encontraba en la Habana, Cuba, celebrado el Año Nuevo con mi papá en un apartamento que alquilamos en algún lugar de la ciudad, fecha en la que también se celebra el aniversario de la Revolución Cubana. En ese momento debí darme cuenta que 2011 no sería un año que pasaría sin pena ni gloria. Pena y gloria, en efecto, fueron cosas que no faltaron.
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Cuetzalan, Puebla. Abril 2011 |
Cambié en gran medida la forma de ver de cosas desde el amor hasta lo más extraño de la probabilidad. Le debo tanto a lo bueno que cada mal momento desencadenó, que me hace cuestionarme la naturaleza de lo aleatorio.
Ahora, en la víspera de Año Nuevo, tras miles de preguntas apocalípticas que tuve que contestar en cada velada astronómica, conversaciones que no voy a olvidar, miles de fotos, recuerdos y lecciones, empiezo a meditar sobre que voy encontrarme en 2012. Solo sé que me mudo otra vez. Viviré en Bristol, Inglaterra por seis meses a partir del 4 de enero. Muero por a averiguar el resto...