miércoles, 17 de julio de 2013

S.

Pareciera ser el caso de que últimamente sólo escribo de mi vida cuando algo anda mal o estoy enojado. ¿Por qué no estoy escribiendo cuando siento que cada cosa en la tierra me sonríe? Nunca había tenido tan cerca de mi vida a una mujer tan perfecta. Puede interpretarse la palabra “perfecta” como la ausencia de defectos. Quizá por mis inevitables analogías de ingeniería prefiero usar el adjetivo “ideal” para tal fin. Al decir perfecta, en mi contexto, no me refiero a una mujer libre de defectos, sino a una mujer que dispara y desborda mis emociones de formas inexplicables como si tuviera marcado dentro de mi mente un margen entre lo común y lo extraordinario.

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