viernes, 3 de octubre de 2014

Guadalajara

Creo que siempre recordaré Guadalajara como el más agridulce de mis viajes. Tenía expectativas muy altas con la ciudad y con mis pretensiones, pero algo bajas con aquel congreso de astrobiología. Todo fue al revés. La ciudad, aunque bastante limpia y ordenada a mi parecer, no era precisamente la hermosa urbe colonial que tenía en la mente. Fue sin lugar a dudas uno de los mejores congresos a los que he asistido. Después de malas impresiones por ver una y otra vez en congresos anteriores trabajos mediocres hechos por estudiantes forzados, servicios sociales y gente que sólo va a alcoholizarse en la ciudades sede, no esperaba mucho. Cambié inmediatamente de opinión y me alegró saber que aún hay muchos estudiantes verdaderamente apasionados por la ciencia. Hice muy buena amistad con los compañeros de mi universidad que también asistieron al evento, personas que lamento no haber conocido antes. Pero la razón por la cual terminé en Jalisco fue la misma que me entristeció las cosas. Lo que creí era una oportunidad de mejorar mi relación me hizo darme cuenta en realidad de que tan mal estaban ya las cosas.

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