viernes, 26 de septiembre de 2008

¡Cultivate! / ¿Por qué sin signos?


Ok, ok. Ensayo sobre la lucidez de José Saramago, ya voy a la mitad. Esta muy bueno. Creí que ensayo sobre la ceguera, que lo tenía por ahí y no he leído, no tenia relación con este libro, pero me estoy dando cuenta que empiezan a hacerse referencias a el. Todo comienza en un inusual día de elecciones donde sucede una inesperada reacción de los votantes. El gobierno como respuesta empieza a tomar acciones radicales. No parece una trama muy compleja, pero la manera en la que se desarrolla y es narrada es bastante interesante. Creo que la historia involucra un principio llamado emergencia , es un ejemplo de como se comportan las sociedades humanas ante una serie de estímulos y circunstancias.

Siempre me pregunte porque Saramago escribe los diálogos de los personajes de forma tan particular, y he aquí la respuesta:

La verdad es que quien se enfrenta con un libro mío, en especial con las novelas, se encuentra en una situación un poco complicada porque yo eliminé toda puntuación. Incluso cuando aparece un punto o una coma, no son señales de puntuación sino son señales de pausa al igual que en la música. Pienso, por lo menos yo lo tengo claro (aunque tampoco quiero que todo el mundo piense igual), pienso que nosotros hablamos como si estuviéramos haciendo música porque la música y la palabra, el hecho de hablar, se hace con sonidos y con pausas. La música más espiritual o la música de peor calidad tiene pausas y sonidos. Cuando yo elimino, prácticamente, toda la puntuación busco que el lector no lea pasivamente sino que construya el texto, gracias a esa voz que debe estar escuchando. Yo propongo al lector un texto incompleto. Aunque todas las palabras que yo quiero se encuentran allí, el texto está incompleto porque le falta esa convención que son los signos de puntuación. El lector cuando lee, debe saber qué está leyendo para recibir todo lo que hay en el texto. Aunque, a primera vista parezca oculto, está allí, si él puede escuchar la voz que habla dentro de su cabeza. El escritor igual que el pintor o el músico, va borrando los rastros que dejó; razón por la que el lector tendrá que abrir una ruta, una huella que jamás coincidirá con la del escritor. Serán otras dudas, otras pausas, otras hipótesis.


Cuando te acostumbras, por lo menos para mi, los diálogos son mas fáciles de comprender que los escritos de la forma tradicional.

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10 formas prácticas de destruir el mundo

1 comentario:

Guerrero dijo...

que interesante me gustaría leer algo de él, voy a buscar algo luego, haber si me recomiendas algo tú
saludos