No es que sea impuntual, lo que sucede es que regularmente te encuentras envuelto en un montón de circunstancias fuera de de tu control que te impiden, aun contra tu voluntad, llegar a una hora dada. Ese último jueves de agosto me pasó lo mismo. Una hora tarde, según yo y dos horas como me entere después, debido a un error en el horario que tenía. Algo fuera de mi control, por supuesto. Era comprensible entonces que no me dejaran entrar al instituto por tal situación. Pocas semanas atrás, mientras empacaba para venir a Puebla, había sido invitado a una serie de aseserorias para la seleccion de la delegación nacional para una competición (tal vez ya supondrán la tematica). Mal comienzo, me dije. Y así hubiera sido de no ser por una afortunada coincidencia, un viejo amigo que entro detrás de mí momentos después. Lo había visto desde que me baje del carro en el estacionamiento, pero fue hasta que lo tuve enfrente cuando lo recordé. Era “ El Feo II” (chiste local, no vale mucho la pena contar esa historia). Me dijo que el había tomado las mismas asesoría desde meses antes. Venía, además con su asesora quien se encargó de explicar a los guardias el retraso. No sé qué tan diferente sería todo de no ser por ese simple hecho fortuito, ni una pinche idea. Nos dejaron pasar indicándonos incluso el salón de clase donde todo comenzó. Fue también ese día y lugar donde la conocí. Alguien quien omitiré su nombre porque tengo la idea que pasará por aquí alguna vez, si bien se que eso no le impedirá hacer una acertada deducción. Cuando entre al aula interrumpiendo la sesión del asesor, estaba sentada junto con un gordito que jamás volví a ver. Ella me confesaría más tarde algo sobre él que no voy a contar porque ya me he metido en pedos con esas cosas. Pero volviendo al tema... mientras me acomodaba apresuradamente en la mesa, lo primero que sentí al verla fue una agradable sensación de rivalidad. Agradable, porque desde hace mucho no conocía a alguien, al menos que estuviera cerca de mí, con quien competir directamente en mi campo, alguien que me hiciera pagar haciéndome correcciones secas de mis errores (y así lo haría) si es que alguna vez fui arrogante. No estoy seguro si fue porque me miro de reojo, o al menos así lo creí, con una mirada hostil o la nube de ideas que pasaron al verla. Inteligente, guapa, culta, ordenada, metódica y con un porte sexy de cierta rudeza. Ahora que la conozco un poco más se muy bien que no me equivocaba. Debo decir que me encanta su expresion cuando está molesta, cosa que es relativamente frecuente para mi suerte. Se ve tan linda maldiciendo. No puedo dejar de pensar en ella a cada momento. Es el tipo de persona que sabes que es muy difícil volver a toparse otra vez. Poco más de un mes ha pasado desde ese día y le ha estado desde entonces un rumbo muy importante en mi carrera y en mi vida personal. Realmente no lo esperaba. ¿Quién iba a decir en aquel entonces que sería parte de un equipo en una competencia internacional? Y de manera interesante, que ella también lo sería.[*]
Cuando me avisaron hace pocos días que estaba dentro de la delegación mexicana para la OLAA, despues de algunos segundos idiotizado frente del documento en portugués con mi nombre, me imagine a mi mismo bailando ridículamente al ritmo de la samba ácida de Os Mutantes... y de hecho lo hice al llegar a mi casa.
*Hay un detalle que me preocupa con eso. Solo espero evitarlo esta vez.
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